martes, 4 de agosto de 2009

El prisionero-Crónicas de Camilo por Marcos Rosales


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El prisionero-Crónicas de Camilo por Marcos Rosales
Ya no recuerdo que año corría, la última vez que había visto la luz fue durante un enfrentamiento contra las tropas de ELK, el ejercito del rey callo y fui tomado como prisionero de guerra, me llevaron hasta la oscura Grematoria, la ciudad más oscura del continente, donde me encerraron, tenía pocos alimentos cada dos semanas y el maltrato recibido era insoportable, mis ganas de vivir se extinguían en la oscuridad, pero mis recuerdos me permitían seguir adelante, nunca había hablado con los dioses, no creía en ellos, siempre los considere seres arrogantes consumidos por el poder, pero la situación no me dejo mas opción, comencé a rezar, después de algunos minutos un dios apareció, nunca menciono su nombre, pero me dijo que el único que podía liberarse de la opresión era yo mismo, antes de desaparecer me dijo, “la esperanza es lo último en perderse”, al desaparecer un guardia de la oscuridad fue a llevarme las sobras de la semana, cuando metió su asquerosa mano por el hueco por el cual pasaba la comida tomé sus dedos y tire hacia dentro con mucha fuerza, rompí la cerradura y mate al guardia con sus propias armas, tome sus ropas y escapé .
Caminando por los oscuros corredores otro de los guardias me reconoció y llamó por refuerzos, a los pocos minutos estaba rodeado, use las armas del guardia para defenderme pero poco a poco me iban reduciendo, en un último momento los guardias caóticos me tenían encerrado, sin energías para defenderme, me ordenaron arrodillarme, pero me negué, prefería morir antes de arrodillarme ante esos malditos paganos, al negarme un guardia lanzo una estocada mortal, pero antes de que esta me toque, un paladín apareció, defendiéndome, luego de eso otro caballero y una hechicera se hicieron presentes y derrocaron a los guardias, ellos fácilmente me llevaron hasta las afueras de Grematoria matando todo criminal que viesen en el camino, al llegar al desierto a las afueras de la ciudad me revelaron sus identidades, eran miembros de un selecto grupo del rey, llamados Ejercito Real, su líder era la hechicera, llamada Milena, el paladín que me salvo de la estocada final era Camilo, un consejero del rey, y el caballero que se cargo a la mayoría de los guardias era Franz, luego de sus presentaciones me dijeron que me llevarían a salvo hasta Unglaboind, una tranquila ciudad comercial al norte de nuestra posicion. En el camino hasta dicha ciudad les pregunte quien había informado sobre mi paradero, y Camilo respondió que el rey les había ordenado de forma directa mi rescate. Ya que un dios le comento atreves de un sueño sobre mi situación. En ese momento me di cuenta que el dios que había aparecido luego de mis plegarias me había ayudado, los nobles caballeros del rey me llevaron hasta la ciudad, y allí pude comenzar de nuevo mi vida, pero me di cuenta que mi vida tenía un nuevo objetivo, un nuevo sueño, ser parte del Ejercito Real.

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