Siento que la vida me robó mil besos, odiosa capital de
cielo gris constante, ¿acaso nunca te
podré ver soleada? En cuanto comenzó a
llover, decidí partir. Tómalo como una señal, me dije.
Nunca creí en dios, yo soy responsable de mi destino, mis
actos y consecuencias, no dejé de creer en una figura divina sino que dejé de
creer en mí.
Las horas que de ida eran de ansiedad se trasformaron en melancolía,
tristeza, e incertidumbre, de que hubiese pasado si tuviese un poco mas de
coraje.
Tal vez sea una locura renunciar a mi última chance por no enfrentar al pasado. Pero creo que aquí muere nuevamente mi esperanza y por consecuencia pierdo las fuerzas de intentar...
Tal vez sea una locura renunciar a mi última chance por no enfrentar al pasado. Pero creo que aquí muere nuevamente mi esperanza y por consecuencia pierdo las fuerzas de intentar...
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